Anabel Lee

Sintiéndome, musicalmente hablando, hijo de la época de los primeros ochenta he aprendido a vivir entre un panorama demasiado ecléptico, en el que me emocionaba cantando Al Alba en un concierto de Aute o me tiraba dando botes durante dos horas con siniestro total en un concierto de esos que eran gratuitos y multitudinarios en el parque del Oeste.
Entre esa gran cantidad de música disfrutada, vivida, sentida, siempre existió un grupo que marcaba la diferencia respecto al resto, diferencia en la búsqueda de la calidad, en la constante evolución, que hace que treinta años después todavía pulule dando lecciones magistrales a las nuevas generaciones.Siguiendo la estela de un individuo que se llama Santiago Auseron y ya sea en cualquiera de los grupos o a través de su Alter ego Juan Perro encontramos la esencia de la música que se hace por aquí adelantándose en años a las nuevas tendencias, con lo que consigue que su música no solo no pierda vigencia sino gane reconocimiento con el paso del tiempo.
El descaro, la inteligencia, la sabiduría multicultural de la que dispone el Amigo Santiago, le hace sin dudarlo enfrentarse al reto de adpatar un poema de Lord Byron y dejarnos esta pequeña obra de arte en forma de canción. Tan hermosa como la bella Anabell Lee original.